Después de varios años "vampirizando" foros, blogs y diarios de viaje, creo que ya ha llegado el momento de estrenarme en este mundo y contar mis experiencias viajeras en este blog.

Espero que perdonéis mi falta de práctica y los errores que pueda cometer, y que os sirva para buscar información para vuestros viajes o simplemente, para que disfrutéis al menos una décima parte de lo que he disfrutado yo en estos últimos años recorriendo mundo.

Y como pasa con todo en esta vida, un viaje puede convertirse en inolvidable si la compañía es la adecuada, y yo he tenido la suerte de ir siempre fantásticamente acompañada en todas mis aventuras.

Se admiten críticas, sugerencias, aplausos y abucheos... y todo lo que creáis conveniente, porque eso significará que alguien está leyendo mi blog¡¡¡

lunes, 20 de septiembre de 2010

DIA 13: LADO BRASILEÑO DE LAS CATARATAS DE IGUAZÚ: VER LAS CATARATAS

Hoy tocaba el Lado Brasileño de las cataratas. Hay gente que recomienda visitar antes este lado para tener una visión global de las cataratas y luego ir al lado argentino para sentirlas de cerca. Otros, en cambio, aconsejan lo contrario. Nosotros preferimos ir primero al lado argentino y al día siguiente al lado brasileño. Los dos parques son excepcionales, pero de todas todas en el Lado Argentino las disfrutas muchísimo más. Aquí se necesita un día entero, mientras que para visitar el lado brasileño, es suficiente con una mañana o una tarde.
La tarde de antes habíamos preguntado a la chica de recepción como podíamos ir al lado brasileño. Nos dio dos opciones: o en taxi o con una enrevesada combinación de autobuses que te dejaban y recogían en la frontera. Como no nos convenció mucho, decidimos ir a preguntar a la estación de autobuses y allí nos informaron de un bus que por 45 pesos ida y vuelta, te llevaba directamente al Parque Nacional y te esperaba el tiempo que estuvieras haciendo los trámites de inmigración. Tenía salidas a las 8:20, 10:20 y 12:20, y los horarios de vuelta eran a las 11, a las 13 y a las 17, recogiéndote en el mismo punto en el que te habían dejado. Nos pareció la mejor opción.
Así que nos levantamos con hora para pillar el bus de las 8:20. Desayunamos tranquilamente y nos dirigimos a la estación de ómnibus. Y allí nos volvimos a encontrar a Guillaume¡¡¡ Nos despedimos de él, que iba a coger un bus a Salta, y le deseamos lo mejor en los dos meses de aventura que le quedaban. ¡¡Eso si que es un viaje, 14 meses recorriendo el mundo¡¡
Pillamos el bus y en poco más de 45 minutos llegamos al Parque Nacional Brasileño. Por el camino hay que hacer el paso de frontera. Primero el bus te para en la frontera argentina, donde te ponen el sello de salida del país (aquí no hace falta rellenar la tarjeta de salida, menos mal¡¡). Te montas otra vez en el bus y a unos  500 metros, otra vez para abajo, a la frontera brasileña a que te pongan el sellazo de entrada en Brasil. Y a la vuelta, igual pero al revés¡¡¡
El autobús te deja justo en la puerta de la entrada al parque.

Nos ponemos en la cola para sacar la entrada. Se puede pagar en dólares, pesos y reales. Nosotros llevábamos pesos, pero a la hora de pagar me dice la chica que le tengo que dar el importe exacto, 172,10 pesos por las dos entradas, que no tiene cambio en pesos para darnos. Y fíjate tú que llevo todo el viaje cargada de monedas y billetes chicos, y precisamente ese día solo llevábamos billetes de 100 pesos¡¡¡ ¡¡¡Cabreo monumental¡¡¡ Intentamos cambiar en la tienda de regalos y en el bar que hay a la entrada, pero no lo conseguimos. Bueno, vamos a pagar con tarjeta… Y me dice la chica que da error¡¡¡¡ Aggg¡¡¡¡ ¿¿Y ahora que hacemos??
Teníamos pensado ir después de las cataratas a visitar el Parque de las Aves, que queda justo enfrente, cruzando la carretera. Decidimos ir allí a ver si tenemos suerte y al comprar la entrada pillamos cambio. ¡¡Bingo¡¡ Ya tenemos el precio justo (esto parece el concurso de la tele¡¡¡).
Este parque alberga un montón de especies de aves propias de la zona, la mayoría en jaulas bastante grandes. Pero lo mejor es que también tienen unos voladeros enormes donde puedes entrar con ellas. Vimos tucanes, loros, cotorras, avestruces, algunos reptiles, un mariposario y hasta colibríes¡¡¡ Intentar sacar una foto de un colibrí en vuelo es todo un ejercicio de paciencia y rapidez en darle al botón¡¡ ¡¡Mi chico lo consiguió¡¡











Después de ver el Parque de las Aves, volvimos al de las Cataratas con el dinero justo requetecontado y por fin pudimos entrar. Una vez dentro, pillas un autobús gratuito que hace varias paradas. Las dos primeras es para hacer excursiones opcionales como senderos en 4x4 o paseos en lanchas (se pagan aparte). Nos bajamos en la tercera parada que es donde comienzan las pasarelas para ver las cataratas.


Tras media horilla de paseo llegas al final de la pasarela, donde te “refrescas” con la espuma que forma el agua al caer (pero nada que ver con lo de las lanchas de ayer).


Vuelves un poco atrás y puedes coger un ascensor que te sube a un mirador con más vistas a las cataratas y desde donde se accede a la última parada que hace el autobús y final del recorrido. Allí hay tiendas y un par de sitios para comer, pero nosotros íbamos con nuestras viandas compradas la tarde de antes en uno de los supermercados de Puerto Iguazú: un sándwich de miga, empanadas y una especie de bola frita de puré de patata rellena de carne. Nos sentamos en un escalón a comernos nuestros manjares y justo al terminar y tirar las sobras al cubo de basura, aparecen dos coatíes atraídos por el olor y superpesados intentando colarse en el cubo para pillar algo. Es curioso, los cubos de basura y las papeleras tienen unos boquetes muy pequeños para evitar así que se cuelen dentro estos bichos y la líen parda¡¡¡
Después de descansar un rato divisando por última vez las cataratas, pillamos el bus que te deja de nuevo en la entrada al parque y luego el bus de vuelta a Puerto Iguazú, parando de nuevo en las fronteras.
Era nuestra última noche allí, ya que mañana teníamos jornada maratoniana a Rio de Janeiro, y cenamos en un restaurante muy tranquilito, LA ESQUINA. 
Si El Calafate nos dejo impresionados, no menos lo hizo Iguazú. Es casi imposible decidir que lugar te gusta más, mientras que El Calafate es una inmensidad pacífica de hielo, Iguazú es un estruendo de vida y agua.¡¡Hay que ir a verlo y sobre todo, a vivirlo¡¡

No hay comentarios:

Publicar un comentario