Y después de leer de cabo a rabo la guía Loney Planet, de dejarme los ojitos buscando datos en internet y de exprimir toda la información posible de los foros y blogs, creo que ya estamos preparados: Vámonos a la Argentina¡¡
Bueno, antes hay que pasar una prueba de fuego: hacer una maleta para 20 días que lleve ropa para ir a la playa, ropa para ir a ver glaciares, ropa para remojarse en las cataratas, algo más mono para la ciudad y todo eso que no pese mucho, por eso del sobrepeso a la hora de facturar y más importante aún, el sobrepeso a la hora de arrastrar de ella por toda Argentina. Prueba conseguida¡¡¡ Ahora sí que nos vamos.
A las 13:50 del martes sale nuestro avión desde el aeropuerto de Málaga con destino Roma. Y como niños buenos, dos horas y media antes estamos en la cola de facturación del aeropuerto. Sin mayores problemas la azafata nos da las tarjetas de embarque de los dos vuelos: Málaga-Roma y Roma-Buenos Aires. Para éste último ya habíamos pillado los asientos en la web de Alitalia: 25A y 25B. Bueno, le tuvimos que decir a la azafata que ya teníamos los asientos porque ya nos estaba sacando dos asientos vete tú a saber dónde.
Para hacer más llevadera la espera nos zampamos un bocadillo casero con más jamón que pan (de los que no venden en los aeropuertos) y "din don din": vuelo AZ091, vamos a embarcar.
Poco que decir de este vuelo. Y después de casi 6 horas en el aeropuerto de Roma (donde habitan mosquitos más grandes que los que luego vimos en Iguazú) embarcamos en el vuelo con mayúsculas: Roma-Buenos Aires, 13 horitas en una lata de sardinas, vamos, un vuelo transoceánico.
Ante esto, paciencia. Cotilleo las películas que quiero ver durante el vuelo (luego no voy a ver ninguna), hablo con mi chico de todo un poco, espero con curiosidad y miedo la comida (ensalada de salmón ahumado y tortellini con salsa de queso, le doy un aprobado raspado), duermo a ratos de 5 minutos y me cogo un agobio horroroso porque el señor que está sentado junto al pasillo duerme como un bebé y no puedo salir a estirar un poco la piernas (y a ir al baño, que todo hay que decirlo). En esto que el señor abre un ojillo y … “perdone por favor me deja salir un momento”. Ay, que bien sienta un pequeño paseíto tras 8 horas sin mover las piernas¡¡
Y como quien no quiere la cosa ya estamos llegando¡¡¡ No vemos casi nada por la ventanilla porque da al ala, pero lo importante es que por fin estamos en Buenos Aires. Son las 06:45 del miércoles.
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