Después de varios años "vampirizando" foros, blogs y diarios de viaje, creo que ya ha llegado el momento de estrenarme en este mundo y contar mis experiencias viajeras en este blog.

Espero que perdonéis mi falta de práctica y los errores que pueda cometer, y que os sirva para buscar información para vuestros viajes o simplemente, para que disfrutéis al menos una décima parte de lo que he disfrutado yo en estos últimos años recorriendo mundo.

Y como pasa con todo en esta vida, un viaje puede convertirse en inolvidable si la compañía es la adecuada, y yo he tenido la suerte de ir siempre fantásticamente acompañada en todas mis aventuras.

Se admiten críticas, sugerencias, aplausos y abucheos... y todo lo que creáis conveniente, porque eso significará que alguien está leyendo mi blog¡¡¡

sábado, 13 de agosto de 2011

RUMBO LOS ESTADOS UNIDOS¡¡¡¡

Este año nos hemos animado de nuevo a visitar EEUU, pero esta vez nos vamos a la Costa Oeste¡¡¡¡ Dos ciudades iguales pero distintas (ya vereis las fotos): Los Angeles y San Francisco.

Como siempre toca preparar un poco antes el viaje: billetes de avión, reservar hoteles, solicitar el ESTA, planificar un poco lo que queremos ver, etc, etc. Como siempre la guía Lonely Planet, los foros y trip advisor han sido una inestimable ayuda para que la cosa salga bien¡¡¡

Así que por fin llega el día señalado y nos vamos al aeropuerto para coger el vuelo que con un poco de suerte nos va a llevar a NYC para luego enlazar con otro que nos deje, por fin, en Los Angeles.

El primer trayecto se hace un poco pesado. Son aproximadamente 8 horas en un avión un poco pequeño...

lunes, 11 de octubre de 2010

CONCLUSIONES Y RESUMENCILLO

Lo primero, recomendar muy mucho visitar Argentina: es un país que ofrece un montón de posibilidades. Sus ciudades obviamente no son tan monumentales como las europeas, pero tienen mucho encanto. Y los parajes naturales son aplastantes.

El idioma es una ventaja para los castellanoparlantes, y los argentinos son gente encantadora. En ningún momento sentimos inseguridad. Buenos Aires es quizá la zona más complicada en ese sentido, El Calafate e Iguazú superseguros. Con el alojamiento nosotros no tuvimos ninguna queja y la comida fantástica en todos sitios.
 IMPRESCINDIBLE:
·         EL CALAFATE
·         IGUAZÚ
·         Me quedé con ganas de visitar también USHUAIA Y LA PENÍNSULA DE VALDÉS.
BUENOS AIRES: Lo más importante (Microcentro, Recoleta, Palermo y Boca) se ve en 2 o 3 días. Si queda tiempo, pasar un día en Colonia de Sacramento (Uruguay).
EL CALAFATE: Mínimo dos días completos. Imprescindible la excursión Todo Glaciares y la visita al Perito Moreno. Si queda una mañana o tarde libre, excursión a Cerro Frías.
IGUAZÚ: Mínimo dos días completos. Imprescindible visitar las Cataratas por el Lado Argentino y por el Lado Brasileño. En la Lado Argentino, hacer la “Gran Aventura” y en el Lado Brasileño, visitar el Parque de las Aves.
HOTELES:
BUENOS AIRES: Hotel Ibis Obelisco. Muy céntrico, limpio y bien de precio. Quizá un poco impersonal.
EL CALAFATE: Albergue Lago Argentino. Un sitio con mucho encanto, rollito hippy.
IGUAZÚ: Hotel Posada La Sorgente. Algo más caro que los demás, pero en el pueblo y muy bonito.
RIO DE JANEIRO (BRASIL): Hotel Mengo Palace. Zona muy tranquila, más barata que Copacabana. Un poco antiguo.
RESTAURANTES
BUENOS AIRES: Pizzería Guerrin
EL CALAFATE: La Tablita
IGUAZÚ: La Rueda
y mil más...

DÍA 19: NUESTRO ÚLTIMO DÍA EN BUENOS AIRES SIN OLVIDAR EL BARRIO DE BOCA


La cosa llegaba a su fin y no podíamos irnos de Buenos Aires sin visitar el BARRIO DE BOCA con su famosísima Bombonera y su Caminito. Así que después de zamparnos nuestras imprescindibles medias lunas salimos a la calle a pillar un taxi que no llevará hasta allí. También se puede ir en el bus número 29 que tiene varias paradas en el Microcentro, pero esta vez optamos por lo cómodo.

Era sábado por la mañana y nos llamo la atención que muchas tiendas del centro estuvieran cerradas. Le preguntamos al taxista y nos dijo que los sábados abrían pocas tiendas en el centro, que sobre todo estaban abiertas las de los centros comerciales. Así que cuidadín con dejar las compras de última hora para el sábado¡¡¡¡
En poco más de 10 minutos el taxista nos dejo en la puerta del Estadio de fútbol del Boca Juniors, más conocido como “LA BOMBONERA”. Se veía bastante gentecilla pululando ya por los alrededores. A la hora de pagar solo teníamos billetes de 100 pesos y el taxista no tenía cambio, así que nos dijo que no nos preocupáramos, que fuéramos a alguna tienda a cambiar el billete. Y tan tranquilo se quedo el hombre esperándonos, que podíamos haber salido por patas y hacerle un “sinpa”¡¡ Buena gente estos argentinos.
Después de pagar el taxi (que no hicimos el “sinpa”) entramos al Museo de la Pasión Boquense, que está en los bajos del estadio. Hay distintos tipos de entrada: solo para el museo, para el museo y asomarse a la cancha o para el museo y una visita guiada por la cancha, que era la entrada más cara. Bueno, ya que estábamos allí pillamos esa, pero la verdad es que me resultó carilla (también es verdad que yo muy del Boca no es que sea, para un hincha lo mismo es un chollo).
El museo básicamente son fotos de jugadores, las distintas camisetas, los trofeos y alguna cosa más. Tiene dentro una sala en forma de pelota enorme y dentro una pantalla de 360º donde cada hora echan una peliculilla, pero al final no la vimos. Por supuesto, la consabida tienda de regalos cariiiiisima¡¡¡

En la visita guiada un chico nos enseño las gradas, un minitrocito de césped “enjaulado” y el vestuario visitante.

Después de la visita cotilleamos un poco las tiendas de alrededor del estadio, que básicamente venden cosas del Boca ¡¡Que pasión, por Dios¡¡
Justo enfrente de la entrada del museo hay una calle que lleva directamente a CAMINITO. A mitad de la calle hay un parrillada estupenda con unos choricitos y unas costillitas haciéndose a la brasa y soltando un olorcito… ummmm¡¡¡¡
Llegando a Caminito ya empiezan a verse las fachadas de colores: rosa, celeste, amarillo… La verdad es que es una zona muy muy bonita. Demasiado turística quizás, pero merece la pena verla.


Hay mogollón de tiendas de recuerdos con cosas bastante chulas y también muchos artistas callejeros que venden sus cuadros con motivos de la zona. Algún cuadrito de éstos se vino con nosotros a España…
Comimos en un sitio que recomendaba la Lonely Planet, EL SAMOVAR DE RASPUTÍN, un sitio supercurioso que parece cualquier cosa menos un restaurante. Tiene una terraza fuera, pero nosotros nos metimos dentro y hay que ver la decoración del garito… no digo más. Tenéis que ir a verlo… La comida buenísima y superabundante como siempre.

Ya con los deberes hechos volvimos al hotel de nuevo en taxi. En la parada de taxis que hay en Caminito siempre hay un señor que creo que por abrirte la puerta, te pide propina. Así que llevar algo suelto para darle.
Mañana nuestro avión sale temprano, así que solo quedaba llamar a la empresa de remises que nos trajo desde el aeropuerto hace ya 20 días (como pasa el tiempo), intentar que todo lo que llevamos quepa en las maletas y despedirse hasta la próxima (nunca para siempre) de este maravilloso país que nos ha tratado de manera fenomenal, que nos ha ofrecido espectáculos naturales inigualables, que nos ha grabado en la retina imágenes imborrables y que no podremos olvidar nunca: el color azul del hielo en El Calafate, el sonido de los témpanos al caer al Lago Argentino, el verde cegador de la selva en Iguazú, la fuerza del agua de sus cataratas, la amabilidad de los argentinos, su riquísima y abundante comida, los colores de Caminito, la pasión por el fútbol, y en definitiva la pasión por la vida que te transmite Argentina. Tampoco podemos olvidar el maravilloso día que pasamos en Colonia de Sacramento en Uruguay y los caóticos y divertidos días en Rio de Janeiro¡¡¡¡ 
¡¡¡HASTA LA PRÓXIMA, QUE ESPERO QUE SEA PRONTO Y LEJOS¡¡¡

domingo, 10 de octubre de 2010

DIA 18: DE VUELTA A BUENOS AIRES

Terminamos nuestra aventura en Rio de Janeiro experimentando de nuevo el deporte de riesgo favorito de los cariocas: ir en taxi hasta el aeropuerto¡¡ Fuimos de nuevo con la misma compañía de taxis que nos trajo del aeropuerto al hotel. Reservamos la tarde de antes y superpuntual apareció el conductor la mañana siguiente a por nosotros.

El vuelo salió a su hora y llegamos a Buenos Aires (al Aeroparque) sobre las 2 de la tarde. De nuevo, pasamos los trámites de inmigración, cambiamos algo de dinero a pesos y pillamos un taxi que nos dejó en nuestro hotel favorito: el Ibis Obelisco. Recogimos las maletas que llevaban más de una semana en consigna y que estaban enterradas literalmente debajo de un montón de maletas más. Ay!!
Repetimos en la Pizzería Guerrin, esta vez empanadas y pizza de carne picada ¡¡Ríquísima!! Y probamos una bebida que beben mucho en Argentina: Paso de toros, que es una especie de Fanta de pomelo que ni fú ni fá.
Ya con fuerzas nos fuimos a comprar algunas cosillas a la calle Florida, que para no variar, estaba a tope de gente. Sale bastante bien de precio la ropa de deporte de marca y los artículos de piel. De hecho hay una cadena de tiendas que se llama Prüne, que tiene bolsos y zapatos de piel muy muy bonitos y nada caros si los comparamos con los precios de estas cosas en España. Hay varias tiendas de esta marca por Buenos Aires, y concretamente una en Galerías Pacífico. Además las cosas que compres en esta y otras tiendas tienen devolución de las tasas. En la planta baja de Galerías Pacífico hay un stand donde presentas el ticket de compra y te dan un papel que luego, en las oficinas de devolución de tasas del aeropuerto enseñas junto con las cosas compradas y te devuelven las tasas.
También compramos un par de cajitas de 6 alfajores en Havanna. De vuelta al hotel, vimos un montón de gente por la Avda. Corrientes: un montón de niñas de 13 o 14 años, con las caras pintadas y con camisetas de un grupete que se llamaba “Casi Angeles”. No sé si serían cantantes o de alguna serie de la tele, o yo que sé, el caso es que había cientos de niñas emocionadísimas alrededor de un teatro, supongo yo que para pillar autógrafos o alguna foto de los susodichos¡¡

domingo, 3 de octubre de 2010

DIA 17: EL TERCER DÍA EN RIO TOCA FÚTBOL EN MARACANÁ

Ya se iba notando el cansancio acumulado y este día nos levantamos bastante tarde. Así que decidimos tomárnoslo con tranquilidad y visitar el Estadio de Maracaná. Cogimos el metro en la parada de Catete y directo nos llevó a la parada de Maracaná.

Desde la misma parada ya se ve el estadio. La entrada es por la puerta número 15. Compras los tickets (un pelín caros) y con eso puedes visitar el museo, las gradas, la cancha y el vestuario.  La verdad es que yo no entiendo mucho de fútbol, pero se ve que este estadio tiene mucha solera. Aunque está un poco viejete.


Una vez que das una vuelta por el estadio, poco más hay que hacer por allí. Además, tampoco es muy aconsejable deambular por el barrio, ya que justo al lado tiene una favela enorme.

Por la tarde, aprovechamos para dar una vuelta por el barrio de Catete. Es increíble la cantidad de puestos callejeros que ponen. Puedes encontrar cualquier cosa en ellos: fruta, juguetes, cargadores para móviles, ropa de segunda mano, e incluso chanclas renegrías también de segunda (o tercera) mano¡¡¡ Nos alegramos de pillar el hotel en esta zona, porque es muy muy tranquila, pero tiene la esencia de los cariocas, se ven muy pocos turistas por sus calles. De todas formas, en Rio, con unas chanclas y una camiseta y si no te escuchan hablar, puedes parar por brasileño ya seas alto, bajo, gordo, canijo, blanco o negro¡¡¡

sábado, 2 de octubre de 2010

DIA 16: SEGUNDO DÍA EN RIO DE JANEIRO EN BARRA DE TIJUCA Y COPACABANA.

Si ayer vimos la ciudad desde arriba, hoy tocaba vivirla desde abajo, concretamente desde sus playas. Así que después de desayunar bajamos a recepción y preguntamos que autobuses iban a Barra de Tijuca. Queríamos ir a esta zona de Río porque aquí esta el Hard Rock Café, concretamente, en un centro comercial que se llama Citta América.
Así que a la parada de autobús y ojo avizor a los números S-107 y 500 no se qué. Y a esto que aparecen en la lejanía cuatro o cinco autobuses. ¡¡Ya estamos como ayer¡¡ Y uno es el S-107. Y antes de llegar a la parada, hace un quiebro y se planta en el carril más alejado. Así que por mucho que yo agitara los brazos rollo molino de viento, no paro. Vamos, que ni miró. Bueno, a esperar un poco más. Y vemos que viene el 500 y pico. “Vamos a dejar pasar este, porque la chica de recepción nos ha dicho que el otro pasa por Copacabana e Ipanema y el trayecto es más chulo. Además tiene que estar ya al llegar” Tic tac tic tac tic tac… Después de casi una hora vimos otra vez el 500 y pico y nos tiramos a por él. ¡¡Que le den al S-107¡¡
Del trayectito en bus a Barra de Tijuca ni hablamos: una hora metidos en el bus chupando atascos y pasando calores (¡¡y yo que había leído que ponían el aire acondicionado muy fuerte¡¡ ¡¡Pero si este solo lleva el aire que entra por las ventanillas¡¡) Lo único chulo es que atraviesa la favela de Rocinha, una favela enorme que tiene las casas pintadas de colores chillones.
Y por fin llegamos a Barra. Después de hacernos un pequeño lío buscando el centro comercial, dimos con él. Se ve que llevaba poco tiempo abierto, porque había muchos locales aún vacíos y los que ya estaban funcionando tampoco eran cosa del otro mundo. Así que nos metimos en el Hard Rock y aprovechamos para comer, que entre unas cosas y otras ya era hora.
Estuvimos hablando un buen rato (medio en portugués medio en español) con el camarero, que nos comentó que Rio no era una ciudad tan peligrosa como la pintaban. Solo había que tener un poco de cuidado y evitar zonas conflictivas. La verdad es que nosotros al principio íbamos algo acogonaillos, pero luego nada de nada.
Nos dijo los autobuses que iban a Copacabana y pillamos uno al poco de estar en la parada (¡¡por fin¡¡). Ah, una cosa curiosa: en Rio hay una especie de “autobuses ilegales” que son furgonetas blancas que van con las puertas abiertas y un tipo asomado pregonando los sitios a donde iban. Nosotros no subimos a ninguna, pero algunos cariocas sí que las utilizaban.
Bueno, vamos para Ipanema y Copacabana. ¡¡Que emoción¡¡ Cuando llegamos a la playa de Ipanema no vimos mucho ambiente, así que decidimos seguir en el bus hasta la playa de Copacabana. En cuando pasamos una especie de espigón que separa ambas zonas nos bajamos con la intención de pasearnos toda la avenida y darnos un chapuzón.  Pero la verdad es que aquello nos decepcionó un poco: no había ni de lejos el ambiente que esperábamos, apenas había gente en la playa y era bastante más pequeña de lo que yo pensaba. ¿Dónde estaban las espectaculares chicas brasileñas en tanga y los chicos musculosos jugando al vóley? Ese día desde luego, no estaban por allí. Así que nos limitamos a pasear.


En la avenida que da a la playa no hay ninguna tienda, solo hoteles, así que nos metimos en la paralela, la Avda. Nuestra Sra. De Copacabana, y aquí si que había mogollón de tiendas y de gente. Había una tienda enooooorme de hawainas (chanclas) de todos los modelos y colores que te puedas imaginar. Después de cotillear un poco, pillamos otro autobús y a “casa”. Un día un poco decepcionante el de hoy.

martes, 28 de septiembre de 2010

DIA 15: NUESTRO PRIMER DÍA EN RIO DE JANEIRO CON EL CRISTO REDENTOR Y EL PAN DE AZÚCAR.

Nos levantamos con ganas y nos “disfrazamos” de brasileños: camiseta, pantalón corto y chanclas. Desayunamos en el hotel y bajamos a recepción para preguntar que autobús había que tomar para ir al Monte Corcovado. Rio es una ciudad inmensa y caótica. Tiene un traficazo brutal y es muy difícil ir andando de un sitio a otro, ya que las distancias son enormes y la ciudad se encuentra desperdigada por varias colinas y entre ellas se sitúan las favelas, cientos de ellas y muy grandes. Es impresionante ver la ciudad desde arriba, es entonces cuando puedes disfrutar su belleza, porque una vez abajo en la “jungla” todo es coche, pitos, gente y bullicio¡¡¡
Para moverte por la ciudad puedes optar por los taxis (seguros y no demasiado caros) o vivir Rio desde dentro y embarcarte en la aventura de su transporte público: los autobuses, cientos de ellos que van como locos a todas partes de la ciudad¡¡ También tienen metro, pero solo dos líneas que sirven básicamente para ir al centro o al barrio de Maracaná.
Nosotros, por supuesto, optamos por pillar buses. La chica de recepción nos dijo los números de autobús que iban a Corcovado y dónde paraban. Así que enfilamos la Rua do Catete, que a esa hora de la mañana, era un enjambre de puestos callejeros de todo lo que se puede imaginar: fruta, ropa, productos de segunda mano, etc  Enseguida llegamos a una plaza (no recuerdo su nombre) y justo al lado de la parada de metro, estaba la parada del bus que buscábamos. Ese día tuvimos muuuuuucha suerte y el autobús estaba en la parada, así que para arriba¡¡ Ah, y a pasar por el tornito de las narices: justo detrás del conductor hay un minúsculo torno por donde tienes que pasar de puntillas, encogiendo la barriga, aguantando la respiración y por supuesto, sujetando con los brazos arriba el bolso o la mochila que lleves¡¡¡ Que si no te quedas atrancada y ni para adelante ni para atrás¡¡¡ Vamos, que ni la “Gisele Bunchen” esa pasa por ahí.
Le preguntamos al conductor que si podía avisarnos cuando llegáramos a nuestra parada y el bus subió toda la Rua Laranjeiras y en unos 20 minutos llegamos a la parada que el tren cremallera que sube al Monte Corcovado tiene en Rua Cosme Velho.

Compramos los billetes del tren y en otros 20 minutejos ya estábamos arriba. Durante el trayecto se ve por las ventanillas de la parte derecha unas hermosas vistas de la ciudad, pero lo mejor es cuando se está arriba, así que no hay que pelearse por pillar asientos a la derecha. Bajas del tren y hay unos ascensores que te suben más arriba aún y ahí está ya: ¡¡EL CRISTO REDENTOR¡¡


Justo en la base del Cristo por detrás hay una pequeña capillita que puede visitarse. Y lo más increíble son las vistas de las que disfruta el Cristo¡¡¡ Desde allí arriba se comprende porque a Rio la llaman la “Ciudad Maravillosa”.
Pero si estas vistas son espectaculares, no lo son menos las que luego vimos desde la cima del “Pan de Azúcar”. Después de disfrutar un buen rato en las alturas y bichear en la tienda de recuerdos (bastante cara) cogimos de nuevo el trenecito que bajaba. Nos montamos en uno de los vagones y de repente: “Pa pa pa, samba, pa pa pa, Janeiro, pa pa pa” ¡¡Un grupo de samba liándola parda dentro del tren¡¡ Y unos pocos bailando y cantando a ritmo de samba, muy divertido, como se contagiaba el ritmillo… todavía muevo la cintura al recordarlo¡¡¡
Después del divertido trayecto, bus de nuevo a “nuestro” barrio, donde aprovechamos para comer y descansar un rato (ya se iba notando el calor¡¡) Sobre gastronomía brasileña no puedo hablar mucho, la verdad. En Rio nos conformamos con matar el hambre en locales de comida rápida. Tampoco vimos demasiados restaurantes que nos llamaran la atención, así que poco que añadir sobre el tema. Bueno sí: les encanta beber unas latas de color verde fosforito que se llaman Guaraná. Tienen mucho gas y tiene un sabor entre ácido y metálico. Y en los Mc Donald`s y sitios así, en lugar de beber esos vasos gigantes de hielo con coca-cola que ponen por España, beben cantidades industriales de zumo: de uva, de naranja, de melocotón, …
Después de reponer fuerzas decidimos seguir a lo grande y nos fuimos al Pan de Azúcar. Teníamos que pillar el bus en la Avenida Praia do Flamengo hasta el barrio de Urca. Y ahora sí que nos dimos cuenta de lo “gracioso” que es coger un autobús en Rio: “Vale, tenemos que coger este o este número.  A ver, esta es la parada, pero en el cartelito solo pone que para uno de los números y otros mil más. Ea, pues cogemos ese. Mira, por ahí viene un autobús. No, espera, vienen cinco autobuses a la vez. Y a toda pastilla. Ay, que estos no paran. ¿Les ves los números? ¿Y en los mil carteles que tienen pegados en el cristal de delante, ves alguno que ponga Urca? Joder, es que si viene cinco a la vez, no doy pa verlos a todos. Pero mira ese, el que tira por el carril del medio. ¡¡Que es el nuestro¡¡ ¡¡¿O no?¡¡ Pero sal a mitad de la carretera a mirarle el número. Uy, han parado tres y los otros dos corren como si no fuera con ellos y sin echar una miradilla siquiera a la parada¡¡ Pues uno de los “huidos” era el nuestro. Más suerte la próxima vez” 
Ea, pues así se cogen los autobuses en Rio: los números que se indican en las paradas paran (o no) en ellas, y los que no se indican, pues paran más que los otros. Y vienen de tres en tres y sin ademán de frenar. Así que desde la lejanía hay que aguzar la vista, intentar verle el número al autobús o buscar el sitio adonde vas pegado en un cartel y levantar el brazo y hacer aspavientos para que el conductor te vea, se apiade de ti y pare. Y con la lección bien aprendida, paramos el que nos llevó a la entrada al funicular que sube al Pan de Azúcar.
Esta vez junto al torno había una señora que cobraba los billetes y ella fue la que nos avisó donde nos teníamos que bajar.
El funicular tiene dos paradas, una en cada cima de los dos cerros conocidos como Pan de Azúcar. Las vistas son espectaculares. En la primera parada, pueden sentarte en uno de los  bancos y relajarte con el espectáculo que hay a tus pies, mientras algún que otro mono “espelucao” corretea a tu alrededor.





La segunda parada es la más alta, pero también donde hay más gente, que rompe un poco la magia del sitio.

Y después a descansar. Habiamos pasado un día estupendo, pero estabamos hechos polvo.